Era 1999, el milenio se acercaba, en el patio de un suelo sucio de tanto juego y risa vivida, estaba yo, no hay una forma sencilla de describir el barrio donde vivía, o describir los suburbios donde muchos vivieron su niñez, mucha gente piensa que es un lugar de desventajas para ser feliz, y lo era por tantas cosas obvias que pasaban en una esquina solitaria donde veías desaparecer las cosas; pero en cierta forma donde vivimos los mejores tiempos fueron ahí, en las calles olvidadas con olor a temor de la gente pudiente; recuerdo cada día las aventuras que nacieron de ese lugar, donde los autos estaban mal estacionados, donde las casas se derrumbaban poco a poco para dar lugar a algún edificio, donde al final de cada patio, solar o camino se encontraba una virgen, donde en cada mesa había pan con mantequilla, donde la televisión brillaba cuando estábamos en la mesa y donde crecían sueños, se que cada vez que un loco hable de un barrio como algo perdido ustedes lo defenderán, en el momento de que un anónimo describa mal un suburbio diciendo que no hay corazones en esas familias y que la generación se perdió, estará muy equivocado, pues en nuestro legado de muchachos que crecieron apartados de ilusión, nacieron personas con fe de crecer, con sentimientos iguales a cualquier otra persona, donde el amor era cosa cotidiana, y la amistad nacía en cada rincón, porque se que cada historia que volvamos a imaginar nos llenara de alegría, tristeza y asombro.
